RINEH: PROTECCIÓN RADIOLÓGICA Y ERGONOMÍA EN HEMODINÁMICA CARDIACA
Sobre la autora:
Montse Pardo
Unidad de Hemodinámica del Hospital Clínic de Barcelona
Miembro del RINEH
Hace ya más de 25
años que trabajo como enfermera en un laboratorio de hemodinámica cardíaca. En este tiempo la cardiología
intervencionista ha progresado
enormemente dando paso, año tras año, a
un número de procedimientos de complejidad cada vez mayor y en consecuencia más prolongados y agotadores.
Técnicas como el
TAVI, la reparación de defectos cardíacos estructurales, implantación de nuevos
dispositivos, el abordaje más frecuente de las CTO (oclusión total coronaria) y otros métodos
que irán afianzándose en un futuro no muy lejano, requieren de mayor
dosis de radiación y de mayor tiempo de
estancia con las medidas de protección radiológica dentro de la sala.
Para hacernos una
idea de lo que puede representar en carga de dosis al paciente y tomando como
referencia la tabla de Mettler et al. (1) la dosis efectiva (mSv) de una angiografía diagnóstica se
sitúa entre 2-16, con un valor promedio de 7 equivalente a “350” radiografías (Rx).
Hablando de PTCA o
PCI el valor sube a 15 de media (7- 57) equivalente a “750” Rx.
Si nos vamos a una
CTO o dilatación de una oclusión crónica coronaria, el valor medio es de 81 (17-194) con una equivalencia en Rx de “4050” según Suzuki et al. (2) .
Es por tanto
prioritario dar importancia capital a la radioprotección para mejorar la
seguridad de los pacientes y los profesionales del laboratorio, potenciando los
avances tecnológicos que persigan un ambiente de trabajo más saludable en todos
los sentidos.
Existen efectos
perjudiciales para la salud independientes de la radiación que se relacionan
con una alta prevalencia de trastornos ortopédicos asociados con años de
trabajo según lo informado por Buchanan et al. (3).
Las enfermedades
potenciales relacionadas con la exposición a la radiación incluyeron 19.5% de problemas ortopédicos a
consecuencia de largas horas de pie y a los delantales y accesorios plomados, (dolor de espalda / cuello / cadera), 5.5% de venas varicosas, y 2.0%
de cataratas. En particular, se encontró una asociación entre problemas
ortopédicos y años de exposición (p = 0,001). Sin embargo, se sabe poco sobre
la prevalencia de dolor musculoesquelético en empleados no médicos, involucrados en procedimientos
de intervención a pesar de los estudios
que sugieren un alto riesgo biomecánico. Uno de esos pocos es el estudio de la clínica Mayo en EEUU del 2014. Objetivó
que el sexo femenino con cargas cada vez mayores de horas de plomo dentro del
laboratorio, se asocia a una mayor
prevalencia de dolor musculoesquelético. (4)
Las dos principales
fuentes de exposición a la radiación del personal en el laboratorio de cateterismo
cardíaco son los fotones de rayos X dispersos del cuerpo del paciente y las
fugas del tubo de rayos X. Por ello los materiales indispensables para trabajar en un entorno
seguro deben reunir unas determinadas
características que ayuden a minimizar la fatiga sin pérdida de su capacidad
para preservarnos de la radiación.
Las enfermeras de
radiología intervencionista no están expuestas a niveles significativos de
radiación que podrían representar un riesgo para la salud cuando se usan
protecciones y posiciones portátiles adecuadas. (5) (6)
Se pueden
considerar como principales efectos adversos de la radiación los deterministas y los estocásticos.
Los efectos deterministas son aquellos que
tienen un aumento predecible relacionado con la dosis en la gravedad de los
efectos por encima de un cierto umbral. El daño de la piel es el efecto
determinista más común de la exposición a la radiación. Una dosis cutánea tan
baja como 2 Gy se ha asociado con eritema transitorio y dosis de 10 a 15 Gy se
han asociado con cambios en la piel que van desde telangiectasia a necrosis de
la piel.
Los efectos estocásticos de la radiación
son inherentemente efectos probabilísticos para los cuales no existe un umbral.
Los efectos estocásticos mejor estudiados son el aumento del riesgo de
neoplasia y el aumento del riesgo de teratogenicidad (7) . Trabajar en el laboratorio
de intervención a lo largo del tiempo se asocia con una alta prevalencia de
problemas ortopédicos, particularmente los relacionados con la columna vertebral
por lo que es importante utilizar el máximo de protección adaptada a la mesa
como blindaje y barrera para disminuir esa sobrecarga imprescindible que
conlleva trabajar en nuestro medio.
La causa de la mayor prevalencia de dolor en
el personal de laboratorio intervencionista, especialmente enfermería, puede
estar relacionada con una exposición más constante al estrés físico; pasamos muchas horas de la jornada laboral
dentro de la sala plomados y hemos de poner conciencia en reducir esos tiempos
de exposición al mínimo necesario y dotarnos de medidas como las - Faldas protectoras plomadas que al
estar incorporadas a la mesa aumentan los niveles de protección radiológica sin
peso para nosotros. También nos van a ayudar a conseguir ese mismo fin las - Pantallas
plomadas suspendidas del techo, cuyo
contorno se adecúa a la forma del tórax del paciente y permiten proteger la
región superior del operador y
colaboradores; el escudo debe estar lo
más cerca posible del paciente para detener la dispersión en la fuente para el
mayor grado de atenuación. En nuestro hospital estas medidas de protección
constan como “recomendables” y deben
alcanzar entre 0,5-1 mm de Pb. (8)
Los esfuerzos para
reducir la radiación dispersa en la fuente son particularmente importantes y en
recientes estudios (9) se está hablando de las Cortinas o paños de radiación que se pueden colocar encima del paciente
para detener la radiación de dispersión que contribuye a la dosis del operador
en la fuente, y que se han demostrado como de gran ayuda para ese fin. Estas
cortinas se comercializan como de un solo uso, y se utilizan principalmente en
procedimientos que se prevé requerirán una fluoroscopia prolongada y / o
adquisiciones múltiples. Probablemente, el uso de un paño pélvico debería
incluirse en el equipo estándar para la preparación
del paciente durante los procedimientos coronarios transradiales con el fin de
reducir significativamente la exposición del operador a la radiación (10) (11).
El material no estructural
de protección suele constar de gafas
plomadas, protector o collarín de tiroides, delantal Pb y ocasionalmente, guantes y gorro.
Hemos de tener en cuenta que un entrenamiento
adecuado de protección radiológica y una protección diligente pueden reducir la
exposición a la radiación en un 90% (12).
Las gafas deben adaptarse y ser lo más cómodas posibles, ligeras y protegidas por los laterales pues
la radiación dispersa puede venir de cualquier lado... (Incluso de atrás o del
techo). Las cataratas inducidas por radiación en los operadores y el personal
de enfermería son un riesgo bien documentado. Varios estudios muestran que
el uso de gafas con plomo disminuyó la dosis en el cristalino hasta en un 98%.
El riesgo más importante es la opacidad del cristalino y las cataratas
cuyo umbral es de 100 y 150 mSv en el año. Considerando que las exposiciones
habituales son del orden del mSv/h no es necesario destacar la importancia de
que un médico que está expuesto a varios cientos de horas de scopía por año no
puede de ninguna forma dejar de usarlas en todo momento. (13) (14)
Todavía no se ha
implementado el nuevo límite legal para cristalino que actualmente es de
150mSv/año. El próximo será de 100 mSv en 5 años, lo que dará un promedio de
20mSv/año pero con un máximo de uno de ellos (de esos 5 años) de 50 mSv.
Proteger nuestros ojos debe incluirse dentro de nuestras rutinas diarias.
El collarín tiroideo de la sala de hemodinámica deber cumplir
determinados requisitos ergonómicos como son: que no produzca roces, que sea
flexible y facilite los movimientos articulares de las vértebras cervicales y
pueda permitir todos los movimientos propios del trabajo, tanto para el operador,
como para el resto de componentes del equipo.
Los
delantales de protección aunque
reciben el nombre de plomados actualmente se fabrican con materiales más
ligeros, reduciendo su peso en un 23%, sin perder la protección.
Pueden tener diferentes presentaciones, de
preferencia de 2 piezas y cruzados al frente (para que en la parte frontal la
protección sea equivalente a 0.5 mm de Pb), lo que permite que el peso del
mismo se distribuya el 70% en la cadera y solo el 30% en los hombros. Si el
personal usa delantal frontal de una sola pieza
se debe evitar dar la espalda al tubo (práctica muy frecuente).
Son muy efectivos para reducir la exposición
de la radiación y deben ajustarse bien especialmente debajo de los brazos ya
que las brechas grandes podrían exponer el tejido mamario, lo que es relevante
en el personal femenino.
Debido
a su tamaño y peso debe de prestarse un
cuidado especial a su almacenamiento, porque
podrían producirse roturas en los mismos. Todos los dispositivos de protección
deben ser verificados periódicamente, ya que si el vinilo no se almacena
correctamente puede deteriorarse, causando una
pérdida de protección. El daño no será detectado por inspección visual, pero pueden verificarse con
un fluoroscopio, a unos 60 kVp. Las
prendas defectuosas deben ser inmediatamente desechadas.
Los guantes plomados ofrecen un bajo factor de protección, no
mejor del 50%, y lentifican el trabajo del médico pues se pierde sensibilidad y
además son caros por lo que no parece apropiado recomendarlos. Lo que sí es
importante es evitar interferir el haz con los dedos aunque sea por algunos
segundos pues la dosis se multiplica por factor 100 en forma instantánea. (14)
Las radiaciones
ionizantes son causa documentada de cáncer de cerebro. El lado izquierdo del
cerebro está mucho más expuesto que el derecho porque de ese lado se encuentra
el tubo emisor de rayos X. Se estima que el cerebro recibe
entre 10 y 20 veces más radiación que el cuerpo por debajo del delantal. La
dosis anual que recibe el cerebro se encuentra entre 20 y 30 mSv,
fundamentalmente si no se usa la mampara plomada suspendida del techo (15) .

Estas
medidas de protección, por todos conocidas, no son a veces fáciles de aplicar a
lo largo del ejercicio de nuestro trabajo y
tendemos a relajar la guardia cuando van pasando los años y el curso de
radioprotección ha quedado atrás. Por ello es importante poner conciencia y
mucho énfasis en seguir los procedimientos y utilizar las medidas a nuestro
alcance que nos eviten lesiones con el paso del tiempo, tanto sean derivadas de
la exposición prolongada a la radiación como a consecuencia del uso del
material incómodo y pesado de obligado cumplimiento. La combinación de estas herramientas nos brindará una protección óptima sin
menoscabo para la salud y la seguridad en el trabajo.
Por último, quisiera agradecer especialmente a
Mariana, la física de nuestro hospital, y a Silvia nuestra fisioterapeuta en
cardiología, su inestimable ayuda en la elaboración de este post.
Montse Pardo
montsepardo1@gmail.com
montsepardo1@gmail.com
Referencias:
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TT, Mahesh METRO. Effective doses in
radiology and nuclear medicine diagnostic: a catalog, Radiology, 2008, vol.
248 (pg 254-263)
2. Suzuki S, Furui S, Yamakawa T, Isshiki T,
Watanabe A, Iino R, Kidouchi T, Nakano Y. Exposure
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3. Buchanan GL,
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